POZO SÉPTICO (Temas Intrascendentes)

miércoles, julio 02, 2008

NO SE TOQUE QUE SE LE HINCHA

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La incomodidad empieza en la sala de espera, pues la secretaria, sabiéndose secretaria de un urológo sabe también que el paciente, en este caso yo, viene para una cita relacionada con su genitalia; campo dentro del cual hay un gran abanico de desagradables posibilidades. Sin embargo nunca tuve los cojones (irónicamente) para informarle que venía simplemente a que me palparan las bolas.

Afortunadamente nadie más esperaba en la sala. Supongo que entre esperantes las miradas han de ser inquisitivas y acusadoras, como cuando el olor delata una silenciosa flatulencia en un recinto cerrado en el que nadie acepta la culpa, todos tratando de descifrar quién porta la venérea más pululante.

Estaba, sólo con mis pensamientos, imaginando al médico revisando tantos paquetes como los que revisa un vigilante de portería de universidad, diciendo cosas como "¡Uy que gonorrea!" o "¡Ésta es mucha gonorrea!", cuando la secretaria, desinteresada y canchera me hizo seguir.

El doctor, entrado en bastantes años lo cual me daba cierta garantía de que tenía casi tanta experiencia en testículos como Jenna Jameson, me saludo de mano muy cordialmente e indagó sobre el motivo de mi visita.

Cuando le dije que sentía unas pequeñas pepitas al tocarme, respondió en tono regañón: "¿Y usted porqué se anda tocando los testículos?" La pregunta me dejó flat. ¿Acaso usted no se los toca? Pensé. ¿Acaso no viene codificado en los genes masculinos? ¿Acaso no viene codificado en los genes femeninos? ¿Acaso hay que ser urólogo para tocar bolas, no sólo propias, sino ajenas?
Creo que no le respondí. Podría decirse que me agüevé. Simplemente me acosté en calzoncillos en la camilla; presto. Me revisó. Sin guantes. A mano limpia. A mano sucia.

"Más arriba..., por ahí.. , como por debajo..., se movió..."

"No le siento nada raro; en todo caso vamos a hacer una ecografía por si acaso"

Escribió la remisión, me advirtió que no me siguiera tocando porque se inflaman las venas y estructuras interiores pudiendo ser lo que confundía con pepitas y me despachó. Se despidió de mano muy cordialmente.

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